martes, 30 de junio de 2015

VOLUNTAD VERSUS EMOCIONES



                             LA VOLUNTAD VERSUS EMOCIONES
Introducción. No hagas casos a las demandas de tus emociones, concéntrate a tu voluntad que ha sido entregado a Dios (si es que lo has hecho).
Una mujer que  había ingresado a esta vida nueva de “Escondida en Cristo (Col. 3:1-25), se confrontaba a  una  posible prueba. Todas las emociones que  había dentro  de ella se levantaron en rebelión en su contra; y si hubiera considerado sus emociones como su rey, habría caído en absoluta desesperación. Mas ella había aprendido  este secreto de la voluntad, y sabiendo que en lo más íntimo de su ser ella había escogido con todo su corazón, la voluntad de Dios como su porción diario, no hizo caso ni en lo más  mínimo a sus  emociones, sino que persistió en enfrentar todo lo concerniente a su prueba con las palabras repetida vez tras vez: “¡sea hecha tu voluntad!”
Afirmó en la cara de sus mismos sentimientos de rebelión, que había sometido su voluntad a Dios y que la voluntad de Dios sería su delicia. El resultado fue que en un increíble espacio corto de tiempo, había logrado llevar cautivo todo pensamiento a la  obediencia a Cristos, y comenzó a darse cuenta que aun sus emociones se estaban regocijando en la voluntad de Dios (2°Cor. 10:3-5).
La Palabra de Dios nos dice: “Te haré entender, y te enseñaré el camino de debes andar; sobre ti fijaré mis ojos” (Salmos 32: 8). “Jehová es  bueno, fortaleza en el día de  la angustia; y conoce a los que en El confían” (Nahum 1:7). “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer” (Fil.2:13).
He aquí otro caso: había una  mujer que tenía  un pecado que el atormentaba. En sus emociones le gustaba muchos, pero en su voluntad le odiaba. Creyendo necesario estar bajo el control bajo sus emociones, vivía con la idea de que ella no era capaz de vencerlo, a menos que sus emociones fueran cambiadas.
Sin embargo, un día aprendió este secreto concerniente a la voluntad, y metiéndose en su cuarto en secreto, oró diciendo: “Señor, tu puedes ver que con mis emociones amo este pecado ¡pero en mi verdade4ra personalidad, la detesto! Hasta ahora, mis emociones es la que han tenido el control; pero ahora, pongo mi voluntad en tus  manos, y obra en ella. Nunca más permitiré la entrada a  mi voluntad; y ahora Señor, obra en mi el querer como el hacer por tu buena voluntad”.
Inmediatamente comenzó a encontrar liberación. El Señor tomó posesión de la voluntad de esta Mujer rendida a El de esta manera, y comenzó a  obra en ella por medio de su propio poder, de tal manera que la voluntad de Él en el asunto arrebato el control sobre la emociones de ella, encontrando la  liberación, no mediante el poder de  un mandamiento externo, sino por el poder interior del Espíritu de Dios, “obrando en ella  lo agradable delante de los ojos de Él”.
Y ahora, amado hermano, permíteme mostrarte cómo aplicar este principio a tus dificultades. De tomar en cuenta tus emociones, porque no son sino solo tus siervos; si de ti debes obedecer algo, es a tu voluntad la cual es la que gobierna realmente tu ser ¿La has entregado a Dios? ¿Las has  puesto en sus manos? ¿Es tu voluntad la que debes creer? ¿Escoge tu voluntad obedecer?
Si este es el caso, entonces tu estas en las manos de Dios, y tu eres el que decides de creer, así como obedecer; porque la voluntad tuya eres tú mismo en realidad, y las cosas están hechas. El trato con Dios es real cuando solo la voluntad actúa, y como cuando las emociones coinciden. Tal vez no te parezca real, pero antes los ojos de Dios ¡Es real!
Ya cuando te hayas adueñado de este secreto, y hayas aprendido a  no hacer caso a tus emociones, sino simplemente al estado de tu voluntad, todo los  mandatos de las Escrituras, de entregar todo tu ser a Dios, presentarte como un sacrificio vivo para Él, permanecer en Cristo, andar en la  luz, morir a sí mismo, todas estas cosas te son posibles; porque estas consiente que en toda que en todas estas cosas tu voluntad  puede actuar, y puede tomar el lado de Dios. Por el contrario, si hubiera sido tus emociones las que lo hubieran hecho, y sabiendo que son absolutamente incontrolables, estarías sumido en desesperación.
Cuando, pues, te asalte este sentimiento de irrealidad e hipocresía, no permita que te turbe. Pues está solo en tus emociones, y no vale la pena pensar en ello ni solo por  un momento. Solo procura que tu voluntad este en las manos de Dios, y que tú mismo, te has entregado a sus disposiciones, y que tus decisiones están al lado de Él; y déjala allí.
Tus agitadas emociones, cual un barco anclado sacudiéndose, que gradualmente se deja dominar por la sujeción estable del cable, encontrándose atada al poder de Dios por  una decisión de tu voluntad, y ceder toda fidelidad a Él; y tarde o temprano comprobarás la verdad de eso que se dijo: “El que quiera  hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios” (Jn.7:17).
La voluntad es como una  madre sabia en su tiempo de cuidar a sus hijos.  Los sentimientos son como un puñado de niños mañeros  y llorones, que se quejan y claman a cada rato. La  madre se fija en cierta manera de acción que cree ser la  mejor y la más apropiada.  Los “niños” se rebelan en su contra, dando vocerío que  no funcionará. Pero la  madre, sabiendo que ella es  la que ordena, y no ellos, se dedica a la forma de acción que se  ha fijado, con calma y cariñosamente, aun en contra de sus gritos; y el resultado es que tarde o temprano los niños son ganados y aceptan la acción que la  madre ha decidido, aceptando todas sus decisiones, y todo es armonía y felicidad. Por otro lado, si la  madre hubiera permitido a los niños pensar aun por  un momento que ellos eran lo que ordenaban en lugar de ella, la confusión reinaría sin restricción ¿Y en cuantas almas en este mismo momento no reina sino la confusión? ¡Simplemente porque se ha permitido a los sentimientos gobernar, en lugar de  la  voluntad!
Recuerda que lo que es lo más real en tu experiencia, es aquello que tu voluntad decide, y no el veredicto de tus emociones; y que está más expuesto a la  hipocresía y a la infidelidad al obedecer la voz de tus sentimientos, que cuando te has aferrado a las decisiones de tu voluntad. Así que si tu voluntad está al lado de Dios, no eres un hipócrita en el momento de declarar como suya, la bendita realidad de pertenecerle completamente a Él, aun cuando tus emociones digan lo contrario.

Esta es parte de una publicación que se ha publicado hace unos años, en la revista cristiana “Heraldo de Su Venida”.  Puedes escribirme a: reinaldodiaz077@gmail.com  y con mucho gusto te estaré contestando.

martes, 21 de abril de 2015

La Base Del Matrimonio



LAS PRIMERAS BASE EN EL MATRIMONIO
1° El matrimonio, debe ser unido por la  base amor, y no por un mero enamoramiento ilusorio y caprichoso.
2° Antes de casarse, se debe definir bien las prioridades para el matrimonio y el futuro.
3° Antes de casarse, los caprichos y conceptos hogareños paternos, deben ser abandonados en ambas pareja, para formar una  nueva, que armonice entre ambos.
4° El proceso del enamoramiento entre los novios, es el tiempo propicio para descubrirse los errores que esta en la  persona de ambos y corregirlo para que después de  casados, no tengan que lidiar con esto.
5° Costumbres de mamá y papá, no valen para formar un hogar; cada  uno de nosotros, somos singular, y un hogar nuevo, debe ser asentado sobre bases y conceptos nuevos, siempre  y cuando, Cristo sea la base de su matrimonio.
La falta de estos detalles en el matrimonio, es una  de las principales causantes de las separaciones.
Es necesario siempre llevar en cuenta que cada persona, hombre y mujer, tiene la  libertad  de pensar y expresarse pero, no somos iguales en el modo de pensar. Si yo tengo el derecho de decir lo que pienso, mi esposa también tiene el mismo derecho que yo, y debo aceptar lo que ella expresa; si no es así ¿Porque no me caso entonces con una ciega y muda? La capacidad de comunicarnos entre nuestra parejas, es el don mas precioso que tiene el y ella. 
Los malos caprichos, son como parásitos en el cuerpo de  la  persona y los  llevará de mal en peor, de discusión en discusiones.  “Una respuesta amable reduce la ira, pero las palabras hirientes hacen subir el furor.” Si expresas tus emociones y sentimientos sin amor, solo vas a producir resentimientos con dolor. Para aprender a responder amablemente, a veces es necesario respirar profundo, callar y esperar unos minutos antes de responder. Orar en esos minutos puede ayudar mucho. La respuesta amable habla de una comunicación con ternura y suavidad. Para obtener un buen nivel de comunicación en el matrimonio, también es necesario que usted considere las opiniones de su pareja. Es tan importantes como las suyas, e inclusive más que las suyas, no buscando sus propios intereses, sino el de los otros.” Filipenses 2:3 y 4. Puede que usted tenga la razón, pero aún así debe respetar la opinión de los otros y tratar de demostrar con amor su argumento Escuche con paciencia, luego piense y luego hable. Santiago 1:19b Todos los seres humanos ofendemos muchas veces con las palabras. (Santiago 3:2);” La muerte y la vida están en poder de las palabras; Las palabras hieren según como son dichas.” (Proverbios 18:21)Tenemos que ser conscientes que muchas veces no logramos controlar nuestras emociones y herimos y lastimamos a nuestros seres queridos con palabras fuertes. Esto nos obliga a esforzarnos para controlar nuestra mente y evitar a toda costa hablar, cuando estamos enojados.Si usted ha sido una persona agresiva en su forma de comunicarse, pídale perdón primero a Dios, luego a su pareja y a las personas que ha lastimado con su manera de expresarse. Después de haber recuperado nuestra pareja, el método que hemos utilizado para recuperarla, debe permanecer y regir en nuestra relaciones conyugales futura. Debemos poner guarda en la puerta de nuestro corazón para mantener bajo control nuestras emociones y estado anímico. No debemos olvidar la Palabra de Dios que dice: “Engañoso es el corazón más que toda las cosas, y perverso; ¿Quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9; Proverbio 16:2; 18:20-22).
Escriba a la siguiente dirección: reinaldo977diaz@gmail.com  También usted puede  visitar mi página web: diazreinaldo997.wix.com/diazreinaldo997-1  o también en  diazreinaldo997.wix.com/diazreinaldo997-1  Cuando usted me escriba, no olvide  mencionar de que país es  usted. Gracias y que el Señor les  bendiga

Reinaldo Díaz 

miércoles, 14 de enero de 2015

LOS DEBERES CONYUGALES


LOS DEBERES  CONYUGALES  (Ef 5:21-23)
                                              
La Sumisión Mutua (v. 21)
Es importante considerar primero este versículo porque describe las consecuencias de la plenitud del Espíritu. Además de hablar, cantar,  alabar y dar gracias debemos añadir someter.  Se trata de un versículo de transición que hace de puente entre dos secciones. Esta noción de sumisión  está siendo contestada fuertemente en nuestros días porque se opone a las actitudes actuales permisivas.
1° ¿Cómo Debemos Reaccionar Frente a Esta Corriente Moderna?
Los que creemos en Cristo debemos reconocer que en la historia de la Iglesia ha habido épocas en que se ha ayudado a perpetuar algunas formas de opresión  humana, pero en el texto que hemos leído no hay nada que resulte inconsistente con la verdadera liberación, puesto que Jesucristo fue el primero que honró a las mujeres, los niños y los siervos en contra de la manera que eran tratados en su tiempo y no debemos pensar que el apóstol Pablo  escriba de manera contraria a las actitudes fundamentales de Jesús.
Así, pues, a la luz de la enseñanza de Jesús y los apóstoles, podemos afirmar tres verdades importantes:
La dignidad de la mujer, los niños y los siervos, la igualdad ante Dios de todos los seres humanos sin distinción de etnia, rango, clase, cultura, sexo y edad porque todos hemos sido hechos a su imagen; la unidad de todos los cristianos, como miembros de la familia de Dios.
2° La sumisión de la que habla Pablo no significa inferioridad.
Debemos captar la diferencia entre las personas por un lado y su papel o función, por el otro. Esposos y esposas, padres e hijos, amos y siervos tienen la misma dignidad como seres humanos, pero ejercen funciones diferentes dadas por Dios. El Señor ha establecido un ordenamiento de la  vida humana en el que hay algunas funciones de autoridad o liderazgo. Se trata de una autoridad delegada por Dios porque la palabra griega traducida por “someter” incluye el término “orden”.
La sumisión es el reconocimiento humilde del ordenamiento divino del esposo y la esposa, la iglesia, y tiene su aplicación también en la sociedad. Como iglesia, todos como creyentes, debemos someternos unos a otros; pero en cuanto a la función de autoridad, están los ancianos y pastores, a los que nos sometemos, siempre que sus decisiones estén fundamentadas en la Palabra de Dios; porque tiene que haber orden, y no anarquía.
3° Sumisión, No es Humillación
Dios, nunca quiso humillar a las esposas por el hecho de estar sumisa a su esposo; sino que El estableció el mismo orden que tiene en el cielo, lo estableció aquí en la tierra (1°Cor.11:2-3).
  Por lo tanto, de la misma manera se dice a las esposas que se sometan a los esposos como al Señor, que es el, que tiene la autoridad; a los hijos que obedezcan a sus padres en el Señor, y a los siervos que sean obedientes a sus amos terrenales, como a Cristo. O sea, que detrás del esposo, los padres, y los amos, deben discernir al mismo Señor quien les ha dado su autoridad.
Lo mismo sucede con la sumisión mutua de todos los cristianos ya que es en el temor de Cristo, que debemos someternos unos a otros, ya que es Él quien ostenta la autoridad como Señor, pero también se humilló como siervo.
Ahora bien, esta autoridad no significa obediencia incondicional o ilimitada. Cuando se utiliza mal, ordenando lo que Dios prohíbe o prohibiendo lo que Dios ordena, entonces nuestro deber es rehusar la obediencia porque estaríamos desobedeciendo a Dios.
4° El deber de las esposas (vv. 22-24)
Encontramos dos razones para la sumisión de la esposa, la primera  surge de la creación y se refiere a que el esposo es “cabeza” de la esposa (cabeza significa, primero Gn.2:7,18,21); y la segunda, de la redención  y se refiere a Cristo como cabeza de la iglesia (Ef.1:22; 4:15; Col.1:18).
Estar sujetas a sus maridos como al Señor (v. 22,23).
Pablo no expone aquí el origen de la autoridad, ya que para eso debemos ver otros pasajes (1 Co. 11:3-12 y 1 Ti. 2:11-13). Ambos pasajes nos remiten a la narración de Gn. 2 y señala que la mujer fue hecha después del hombre, pero añade, que el hombre también nace de la mujer.
De manera que ambos son “dependientes”  el uno del otro. Pero como Pablo basa su argumento sobre la autoridad del hombre en el relato de la creación,  tiene validez permanente y universal.
La nueva creación en Cristo nos libra de la distorsión de las relaciones entre sexos causada por la caída; pero establece la intención original de la creación.
Fue a este comienzo al que Jesús apeló cuando habló acerca del matrimonio. Evidentemente, hombres y mujeres somos iguales ante Dios, pero no idénticos. Dios ha creado al  ser humano masculino y femenino a su semejanza, así que ambos llevan su imagen, pero cada una complementa la otra. De ahí que podemos sostener  la igualdad y complementariedad a la vez de ambos.
5° ¿Cuál Es, Pues, La Distinción?
La respuesta es que Dios ha dado al hombre (y especialmente al esposo en la relación matrimonial), una cierta autoridad y que la esposa se encontrará a sí misma, y descubrirá su verdadera función dada por Dios; no en la rebelión contra Él o a su mandato, sino en la sumisión voluntaria y gozosa. 
6° Estar Sujetas Como La Iglesia a Cristo (v. 24).
a)     Para entender lo que es el gobierno del esposo en la nueva sociedad que Dios ha inaugurado, necesitamos mirar a Cristo 1°Cor.11:3).

b)    Porque el Señor es la referencia a la que Pablo señala  al utilizar las palabras “cabeza” y “sumisión”.  El hecho de que Cristo es la cabeza de la iglesia  ya lo vimos en 4:15-16 y es partir de ahí que el cuerpo deriva su salud y crece hacia la madurez.                                                                                                                     
c)     La autoridad de la  Iglesia, depende de cuánto se  somete a la autoridad de la cabeza. Su autoridad expresa   cuidado más que control, responsabilidad más que gobierno.
Esta verdad se ve apoyada por la frase final del v. 23: “y él es su Salvador”. El que el esposo sea cabeza de la mujer  es semejante a que Cristo lo sea de la iglesia, entonces la sumisión de la  esposa es  similar a la de la iglesia (v. 24). No hay nada vejatorio en esto, porque la sumisión no es una obediencia “ciega” a sus reglas, sino una aceptación agradecida de su cuidado.
d)    La sumisión y el respeto que se exhorta a la esposa específicamente a tener por el esposo,  no es de manera alguna la sumisión de un gatito, o la de un perro temeroso.  Pablo está pensando en un vínculo voluntario, libre, gozoso, como lo muestra la analogía de la relación de la iglesia con Cristo”.
7° El deber de los esposos (vv. 25-33)
Si la palabra que caracteriza el deber de la esposa es “sumisión”, la que caracteriza el deber del esposo es “amor”. Mientras los estoicos de la época de Pablo enseñaban a los esposos a “amar” utilizando el verbo “phileo” (amor de amistad), el apóstol usa el “amor-agape”, fuerte, sacrificial, en el matrimonio. Pablo utiliza dos analogías para ilustrar el cuidado amoroso que el esposo debe tener por su esposa.
8° El esposo debe amar a la esposa, como Cristo amó a la iglesia  (vv.25-27).
a)     El apóstol usa cinco verbos para indicar los pasos sucesivos del compromiso de Cristo con la iglesia: 1°“la amó, 2°se entregó a sí mismo por ella, 3°para santificarla, 4°la purificarla (sin mancha ni arruga), 5°para presentársela a sí mismo”.
No puedo detenerme en cada uno de estos aspectos que merecerían otro mensaje.  
b)    Lo que sí debemos ver son las consecuencias prácticas: Cristo como cabeza no somete a la iglesia ni la aplasta, sino que se sacrifica por ella para servirla a fin de que ella pueda llegar a ser lo que él desea. Así también el esposo nunca debería usar su autoridad para anular a su esposa. Este es el papel que el esposo debe desarrollar en su hogar.
9° El esposo debe amar a la esposa como a su mismo cuerpo       (vv.28-30).
a)     Da la impresión que Pablo desciende a un nivel más carnal del amor hacia uno mismo, pero la razón es que  es realista. La verdad es que nadie aborreció a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida; aunque, muchas  veces, el hombre maltrata y explota su cuerpo con vicios innecesarios pero, cuando el cuerpo comienza a sufrir las consecuencias del maltrato, corre al médico, procura de hacer algo. Claro está que el ama a su cuerpo, aun cuando no está entendiendo.
Esta exhortación es coherente no sólo con el cuidado y sustento de la esposa, sino porque también han llegado a ser una sola carne, expresión de unión total.
Conclusión:  
Este pasaje nos enseña que la sumisión es un deber cristiano general. La instrucción no es “casadas someteos, esposos dirigid”, sino “casadas someteos, maridos amad”. Lo que el apóstol enfatiza no es la autoridad sobre la esposa sino su amor por ella. La cabeza envuelve un grado de iniciativa  e implica sacrificio un darse por amor.
La cabeza, avisa el cuerpo donde está afectado, cuando se  manifiesta algo anormal, porque la  función de la cabeza es exactamente esta: cuidar el cuerpo. El cerebro envía una señal al lugar donde debe ser tratada; produciendo un dolor o comezón;  porque la  cabeza ama el cuerpo.
Hay esposos mañeros  y egoístas que usa mal la  autoridad, convirtiéndose  en un dictador; le  mantiene a la esposa  y los  hijos bajo un yugo de esclavitud; cree que su autoridad esta en, regir conforme a sus conceptos erróneos, y cuando quedan viejos, se transforma en un viejo insoportable; cree que todos le  tiene que prestar atención a  el y atenderlo porque el es el jefe dominante.
Esa no es la autoridad de cabeza que el Señor nos  ha delegado; la cabeza  ha de cuidar del cuerpo por con preocupación y esmero. La cabeza, no andará sin cuerpo, por lo tanto, cuidará de su cuerpo con mucho amor.
Así también el esposo, no andará sin su cuerpo que es su esposa. La cabeza que  anda sin cuerpo, es un fantasma.
Esposas, sométanse con humildad al cuerpo que es su esposo; esposo, amen a su esposa como a su propio cuerpo.

Pastor Reinaldo Díaz