LOS
DEBERES CONYUGALES (Ef 5:21-23)
La Sumisión
Mutua (v. 21)
Es
importante considerar primero este versículo porque describe las consecuencias
de la plenitud del Espíritu. Además de hablar, cantar, alabar y dar gracias debemos añadir
someter. Se trata de un versículo de
transición que hace de puente entre dos secciones. Esta noción de sumisión está siendo contestada fuertemente en
nuestros días porque se opone a las actitudes actuales permisivas.
1° ¿Cómo Debemos Reaccionar Frente a
Esta Corriente Moderna?
Los que
creemos en Cristo debemos reconocer que en la historia de la Iglesia ha habido
épocas en que se ha ayudado a perpetuar algunas formas de opresión humana, pero en el texto que hemos leído no
hay nada que resulte inconsistente con la verdadera liberación, puesto que
Jesucristo fue el primero que honró a las mujeres, los niños y los siervos en
contra de la manera que eran tratados en su tiempo y no debemos pensar que el
apóstol Pablo escriba de manera
contraria a las actitudes fundamentales de Jesús.
Así, pues, a
la luz de la enseñanza de Jesús y los apóstoles, podemos afirmar tres verdades
importantes:
La dignidad
de la mujer, los niños y los siervos, la igualdad ante Dios de todos los seres
humanos sin distinción de etnia, rango, clase, cultura, sexo y edad porque
todos hemos sido hechos a su imagen; la unidad de todos los cristianos, como
miembros de la familia de Dios.
2° La sumisión de la que habla Pablo
no significa inferioridad.
Debemos
captar la diferencia entre las personas por un lado y su papel o función, por
el otro. Esposos y esposas, padres e hijos, amos y siervos tienen la misma
dignidad como seres humanos, pero ejercen funciones diferentes dadas por Dios.
El Señor ha establecido un ordenamiento de la
vida humana en el que hay algunas funciones de autoridad o liderazgo. Se
trata de una autoridad delegada por Dios porque la palabra griega traducida por
“someter” incluye el término “orden”.
La sumisión
es el reconocimiento humilde del ordenamiento divino del esposo y la esposa, la
iglesia, y tiene su aplicación también en la sociedad. Como iglesia, todos como
creyentes, debemos someternos unos a otros; pero en cuanto a la función de
autoridad, están los ancianos y pastores, a los que nos sometemos, siempre que
sus decisiones estén fundamentadas en la Palabra de Dios; porque tiene que
haber orden, y no anarquía.
3° Sumisión, No es Humillación
Dios, nunca
quiso humillar a las esposas por el hecho de estar sumisa a su esposo; sino que
El estableció el mismo orden que tiene en el cielo, lo estableció aquí en la
tierra (1°Cor.11:2-3).
Por lo
tanto, de la misma manera se dice a las esposas que se sometan a los esposos
como al Señor, que es el, que tiene la autoridad; a los hijos que obedezcan a
sus padres en el Señor, y a los siervos que sean obedientes a sus amos terrenales,
como a Cristo. O sea, que detrás del esposo, los padres, y los amos, deben
discernir al mismo Señor quien les ha dado su autoridad.
Lo mismo
sucede con la sumisión mutua de todos los cristianos ya que es en el temor de
Cristo, que debemos someternos unos a otros, ya que es Él quien ostenta la
autoridad como Señor, pero también se humilló como siervo.
Ahora bien,
esta autoridad no significa obediencia incondicional o ilimitada. Cuando se
utiliza mal, ordenando lo que Dios prohíbe o prohibiendo lo que Dios ordena,
entonces nuestro deber es rehusar la obediencia porque estaríamos
desobedeciendo a Dios.
4° El deber de las esposas (vv.
22-24)
Encontramos
dos razones para la sumisión de la esposa, la primera surge de la creación y se refiere a que el
esposo es “cabeza” de la esposa (cabeza significa, primero Gn.2:7,18,21); y la
segunda, de la redención y se refiere a
Cristo como cabeza de la iglesia (Ef.1:22; 4:15; Col.1:18).
Estar
sujetas a sus maridos como al Señor (v. 22,23).
Pablo no
expone aquí el origen de la autoridad, ya que para eso debemos ver otros
pasajes (1 Co. 11:3-12 y 1 Ti. 2:11-13). Ambos pasajes nos remiten a la
narración de Gn. 2 y señala que la mujer fue hecha después del hombre, pero
añade, que el hombre también nace de la mujer.
De manera
que ambos son “dependientes” el
uno del otro. Pero como Pablo basa su argumento sobre la autoridad del hombre
en el relato de la creación, tiene
validez permanente y universal.
La nueva
creación en Cristo nos libra de la distorsión de las relaciones entre sexos
causada por la caída; pero establece la intención original de la creación.
Fue a este
comienzo al que Jesús apeló cuando habló acerca del matrimonio. Evidentemente,
hombres y mujeres somos iguales ante Dios, pero no idénticos. Dios ha creado
al ser humano masculino y femenino a su
semejanza, así que ambos llevan su imagen, pero cada una complementa la otra.
De ahí que podemos sostener la igualdad
y complementariedad a la vez de ambos.
5° ¿Cuál Es, Pues, La Distinción?
La respuesta
es que Dios ha dado al hombre (y especialmente al esposo en la relación
matrimonial), una cierta autoridad y que la esposa se encontrará a sí misma, y
descubrirá su verdadera función dada por Dios; no en la rebelión contra Él o a
su mandato, sino en la sumisión voluntaria y gozosa.
6° Estar
Sujetas Como La Iglesia a Cristo (v. 24).
a) Para entender lo que es el gobierno
del esposo en la nueva sociedad que Dios ha inaugurado, necesitamos mirar a
Cristo 1°Cor.11:3).
b) Porque el Señor es la referencia a la
que Pablo señala al utilizar las
palabras “cabeza” y “sumisión”. El hecho
de que Cristo es la cabeza de la iglesia
ya lo vimos en 4:15-16 y es partir de ahí que el cuerpo deriva su salud
y crece hacia la madurez.
c)
La autoridad de la Iglesia, depende de cuánto se somete a la autoridad de la cabeza. Su autoridad expresa cuidado más que control, responsabilidad más
que gobierno.
Esta verdad
se ve apoyada por la frase final del v. 23: “y él es su Salvador”. El que el
esposo sea cabeza de la mujer es
semejante a que Cristo lo sea de la iglesia, entonces la sumisión de la esposa es
similar a la de la iglesia (v. 24). No hay nada vejatorio en esto,
porque la sumisión no es una obediencia “ciega” a sus reglas, sino una
aceptación agradecida de su cuidado.
d) La sumisión y el respeto que se
exhorta a la esposa específicamente a tener por el esposo, no es de manera alguna la sumisión de un gatito,
o la de un perro temeroso. Pablo está
pensando en un vínculo voluntario, libre, gozoso, como lo muestra la analogía
de la relación de la iglesia con Cristo”.
7° El deber
de los esposos (vv. 25-33)
Si la
palabra que caracteriza el deber de la esposa es “sumisión”, la que caracteriza
el deber del esposo es “amor”. Mientras los estoicos de la época de Pablo
enseñaban a los esposos a “amar” utilizando el verbo “phileo” (amor de
amistad), el apóstol usa el “amor-agape”, fuerte, sacrificial, en el
matrimonio. Pablo utiliza dos analogías para ilustrar el cuidado amoroso que el
esposo debe tener por su esposa.
8° El esposo
debe amar a la esposa, como Cristo amó a la iglesia (vv.25-27).
a) El apóstol usa cinco verbos para
indicar los pasos sucesivos del compromiso de Cristo con la iglesia: 1°“la amó,
2°se entregó a sí mismo por ella, 3°para santificarla, 4°la purificarla (sin
mancha ni arruga), 5°para presentársela a sí mismo”.
No puedo detenerme
en cada uno de estos aspectos que merecerían otro mensaje.
b) Lo que sí debemos ver son las
consecuencias prácticas: Cristo como cabeza no somete a la iglesia ni la
aplasta, sino que se sacrifica por ella para servirla a fin de que ella pueda
llegar a ser lo que él desea. Así también el esposo nunca debería usar su
autoridad para anular a su esposa. Este es el papel que el esposo debe
desarrollar en su hogar.
9° El esposo
debe amar a la esposa como a su mismo cuerpo (vv.28-30).
a) Da la impresión que Pablo desciende a
un nivel más carnal del amor hacia uno mismo, pero la razón es que es realista. La verdad es que nadie aborreció
a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida; aunque, muchas veces, el hombre maltrata y explota su cuerpo
con vicios innecesarios pero, cuando el cuerpo comienza a sufrir las
consecuencias del maltrato, corre al médico, procura de hacer algo. Claro está
que el ama a su cuerpo, aun cuando no está entendiendo.
Esta
exhortación es coherente no sólo con el cuidado y sustento de la esposa, sino
porque también han llegado a ser una sola carne, expresión de unión total.
Conclusión:
Este pasaje
nos enseña que la sumisión es un deber cristiano general. La instrucción no es
“casadas someteos, esposos dirigid”, sino “casadas someteos, maridos amad”. Lo
que el apóstol enfatiza no es la autoridad sobre la esposa sino su amor por
ella. La cabeza envuelve un grado de iniciativa
e implica sacrificio un darse por amor.
La cabeza,
avisa el cuerpo donde está afectado, cuando se
manifiesta algo anormal, porque la
función de la cabeza es exactamente esta: cuidar el cuerpo. El cerebro
envía una señal al lugar donde debe ser tratada; produciendo un dolor o comezón;
porque la cabeza ama el cuerpo.
Hay esposos
mañeros y egoístas que usa mal la autoridad, convirtiéndose en un dictador; le mantiene a la esposa y los
hijos bajo un yugo de esclavitud; cree que su autoridad esta en, regir
conforme a sus conceptos erróneos, y cuando quedan viejos, se transforma en un viejo
insoportable; cree que todos le tiene
que prestar atención a el y atenderlo
porque el es el jefe dominante.
Esa no es la
autoridad de cabeza que el Señor nos ha
delegado; la cabeza ha de cuidar del
cuerpo por con preocupación y esmero. La cabeza, no andará sin cuerpo, por lo
tanto, cuidará de su cuerpo con mucho amor.
Así también
el esposo, no andará sin su cuerpo que es su esposa. La cabeza que anda sin cuerpo, es un fantasma.
Esposas,
sométanse con humildad al cuerpo que es su esposo; esposo, amen a su esposa como
a su propio cuerpo.
Pastor
Reinaldo Díaz